Los tumores pueden afectar la forma en la que el cerebro procesa la información, por lo que el paciente podría experimentar cambios en su memoria, percepción, afecto y conducta. En algún momento de la enfermedad estos pacientes sufrirán algún tipo de deterioro cognitivo que varía según el tamaño y la localización del tumor.
Por estas razones cobra cada vez más importancia la Evaluación Neuropsicológica de todas las funciones cognitivas, para hacer seguimiento a los síntomas neuropsicológicos, evaluar el éxito terapéutico y desarrollar estrategias de intervención que fortalezcan los sistemas de atención, memoria, lenguaje, etcétera, con el fin de conservar un cerebro fuerte que resista la enfermedad y le permita al paciente ser autónomo en sus actividades de la vida diaria.